La historia de Pepe Mujica: el presidente austero que vivió como pensaba
Durante su presidencia (2010–2015), Mujica se negó a habitar la residencia presidencial de Suárez y Reyes.

Noticias RCN
02:49 p. m.
José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente mundial de la política con ética, falleció este lunes 13 de mayo a los 89 años, dejando atrás un legado que trasciende las fronteras de su país.
Su muerte marca el adiós a uno de los líderes más singulares de América Latina, un hombre que predicó con el ejemplo y convirtió la austeridad en una forma de hacer política.
Durante su presidencia (2010–2015), Mujica se negó a habitar la residencia presidencial de Suárez y Reyes y prefirió seguir viviendo en su modesta chacra a las afueras de Montevideo, acompañado de su esposa, la también política Lucía Topolansky, y su perra Manuela. Donó cerca del 90% de su salario como mandatario a causas sociales y organizaciones benéficas, convirtiéndose en símbolo de coherencia y honestidad.
Un presidente sin lujos: Pepe Mujica
“No soy pobre, tengo pocas cosas pero suficientes”, dijo alguna vez. Su forma de vida no fue una pose, sino una declaración de principios. Vestía con ropa sencilla, manejaba un escarabajo modelo 1987 y jamás permitió que el poder lo alejara de la gente común.
Coherencia política y legado progresista
Además de su estilo de vida austero, Mujica también será recordado por su discurso directo, su defensa de la paz, y por haber impulsado leyes progresistas en Uruguay, como la legalización del matrimonio igualitario, el aborto y la marihuana.
Su muerte genera una ola de homenajes en todo el continente. No solo se va un expresidente; se va un referente ético que mostró que es posible gobernar con humildad.
¿De qué murió José ‘Pepe’ Mujica?
A comienzos de 2024, a Mujica le fue detectado un tumor en el esófago que, con el tiempo, evolucionó en un cáncer que complicó seriamente su salud. Aunque inició algunos tratamientos, pronto su cuerpo —ya afectado por enfermedades crónicas previas— no resistía las intervenciones médicas. Fue entonces cuando decidió no someterse a más procedimientos.
“La enfermedad se extendió al hígado. No lo paro con nada. (…) Soy un anciano y tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni una cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta”, declaró en abril al semanario uruguayo Búsqueda, anticipando su final con la serenidad que siempre lo caracterizó.
“Ya terminé mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo también, en una frase que conmovió a toda la región y que hoy toma un significado definitivo.
Pese al deterioro físico, Mujica apareció en algunos actos públicos en sus últimos meses, como su encuentro con el presidente colombiano Gustavo Petro, quien hoy lo despide con honores y anunció que le será otorgada de manera póstuma la Cruz de Boyacá, una de las distinciones más importantes del Estado colombiano.