El general (r) Naranjo habla sobre el momento del país, el presidente y las elecciones de 2026
El general (r) Óscar Naranjo abordó preocupaciones sobre liderazgo y el estado de la política en Colombia. Hizo un llamado a reconstruir la confianza en las instituciones.
En medio de la incertidumbre, de la polarización que vive en Colombia, se levanta la voz del exvicepresidente y exdirector de la Policía Nacional de Colombia, general (r) Óscar Naranjo.
En diálogo con el director de Noticias RCN, José Manuel Acevedo, habló del liderazgo político en el país, los desafíos que enfrenta la Nación y las elecciones presidenciales de 2026.
¿En qué anda el general (r) Óscar Naranjo?
Sigo cerca del país, pero debo decir, lejos de la política electoral. Estar cerca del país significa estar trabajando con grupos de académicos, de líderes latinoamericanos, globales, que hoy estamos convocados para enfrentar un gran desafío que es cómo atender las amenazas del crimen organizado transnacional.
A propósito de su libro 'Liderazgo auténtico’. ¿Cuáles serían las características de un líder de hoy?
El sello que abre la puerta a un liderazgo auténtico, transformador, genuino, inspirador, es la sencillez y la humildad. Yo creo que hoy a los liderazgos los están matando los egos, las vanidades, y hay una puja alrededor de esos egos y de esas vanidades que está desvaneciendo el debate político, que está arruinando la confianza de los ciudadanos en los líderes, y creo que la humildad es un poco el mensaje central de este libro.
También aborda allí algunos temas relacionados con la conexión de la ética y la moral y el liderazgo
Creo que un líder está obligado, primero, a tener unos anclajes éticos. Segundo, a tener una gran capacidad de visión, de sueños que realizar; pero tercero, una gran capacidad para trabajar en soluciones. Creo que esa trilogía, principios, visión y capacidad de solución es lo que hace que un líder sea coherente. Y hoy estamos viendo líderes o que no tienen principios o que simplemente son soñadores, o que simplemente quieren ser absolutamente pragmáticos, donde el fin justifica los medios.
¿Cómo ve el modelo de liderazgo de un presidente como Gustavo Petro?
Veo que se queda en el maximalismo soñador de alguien que tiene un origen contestatario, de alguien que se planteó la necesidad de una revolución y que sueña con unas transformaciones revolucionarias.
Pero claro, si esa visión, esa capacidad maximalista de cambio no está acompañada por una disciplina en el quehacer para llegar a alcanzar ese sueño, hay una incoherencia grande.
¿Y el presidente tiene disciplina?
Creo que en general el gobierno ha dado demostraciones de improvisación, de ausencia de planificación y de ser tremendamente reactivo. Algo que tenemos que hacer hoy en estas circunstancias es serenarnos para no estar disparándole a la coyuntura, sino para estar viendo cuál es el objetivo de mediano y largo plazo y tener una disciplina para alcanzarlo.
Yo diría que hoy esta lógica, como el presidente maneja los asuntos de Colombia, también ha cambiado la lógica de cómo se mueve la oposición.
¿Hay liderazgo en la oposición? ¿Ve a una oposición con liderazgo asertivo?
Creo que la oposición se distrae de los temas fundamentales y normalmente está respondiendo a las formas. El debate de las formas es importante porque, claro, la perfección es la combinación de forma y contenido, ética y estética. Y pedir que se mejoren las formas es clave, pedir que haya decencia, que haya un lenguaje, que realmente sea respetuoso; pero no puede ser simplemente ese el papel de la oposición.
La oposición tiene que tener una capacidad para seducir a los ciudadanos mostrando que hay un modelo que puede responder a las necesidades del país.
¿Le gusta alguno de los candidatos presidenciales?
El juicio alrededor de los candidatos debe incluir, primero, las calidades éticas, morales, intelectuales, cognitivas del candidato y su compromiso con el país. Luego, ¿cuál es su programa de gobierno? Y tres, de quién se va a acompañar. Esas son las variables sobre las cuales yo en un momento dado diré es por aquí o por allá.
Invitaría a los colombianos a que no nos detengamos en los personalismos. Detrás del personalismo hay cosas más importantes que indagar ¿cuál es el programa? ¿Quién lo va a acompañar? y ¿cómo lo va a hacer?
¿Le suena ser candidato presidencial?
He dicho que no, no me siento un ser electoral. Amo la función pública, la amé, creo haber servido con verdadera pasión cumpliendo mis obligaciones, no solamente en la Policía, después como negociador, luego como vicepresidente, pero yo no me siento capacidad de irme a la arena política electoral.
¿Para dónde debería correr Colombia en 2026? ¿Seguir en la izquierda, irse a la derecha o tomar el camino del centro?
Hay unas tareas pendientes que tendrá que abordar el próximo gobierno, pero pensar en un proceso de reconstrucción de la confianza, de los valores democráticos, de las instituciones, es una tarea central para el próximo gobierno. Y eso realmente se logra sin radicalismo, sin extremismo. Creo que una democracia estaría vacía de contenido si no hay ideas y controversia alrededor de esas ideas, pero las ideas se ponen sobre la mesa para generar pactos y consensos.
Cuando habla de reconstrucción es porque hay una destrucción previa. ¿Cree que eso es lo que le deja al presidente Petro a Colombia?
Creo que hay una erosión y un acumulado histórico que se ha acelerado en estos últimos años bajo el mandato del presidente. Suelo mencionar un tema que es supremamente polémico, que a mí me trae dificultades con mis colegas del pasado, pero yo estoy convencido, por ejemplo, que la arquitectura institucional que hoy usa Colombia para enfrentar los desafíos de la inseguridad está demodé, está superada por la realidad.
Esto no puede ser un tema simplemente de unas Fuerzas Militares con una Policía sin un marco ampliado de arquitectura institucional que le permita enfrentar los desafíos de violencia, de conflicto, de crimen organizado y en general de inseguridad ciudadana. Creo que esos déficits están ahí, hay tareas pendientes, pero tampoco soy catastrofista.
Francamente no creo ni en los cantos de sirena que lo llevan a uno al cielo perfecto, ni en los cantos apocalípticos que lo llevan al infierno y lo someten a esa profundidad. Hay que manejar esto con realismo, sin catastrofismo, sin visiones apocalípticas, en el entendido de que cuando voy por el mundo, lo que más se valora de Colombia es su capital humano. Donde hay un colombiano, ese colombiano brilla con luz propia.
El capital humano colombiano es un activo que es muy valioso y dentro de ese capital humano señalo hoy que a la política en general y a la sociedad colombiana, le vendría bien empoderar el papel de las líderes mujeres.
¿Estamos listos para una mujer presidenta?
Estaríamos listos, pero deberíamos estar más listos para empoderarlas en todas las instituciones, en todas las empresas. No es un tema simplemente político, de enfoque de género para que haya paridad hombre-mujer, no, se trata de entregar responsabilidades, se trata de dejar que ellas brillen.
El mundo dio demostraciones durante la pandemia, lo digo en el libro, que los países que manejaron con mayor acierto ese desastre de la pandemia fueron políticas mujeres que superaron a los hombres con creces.
¿Es Donald Trump, presidente de Estados Unidos, un buen líder?
El mundo necesita hoy un liderazgo que no justamente corresponde al talante de Trump. Necesita alguien que, en vez de construir muros, construya puentes, alguien que serene.