Amigo del papa León XIV recuerda con emoción su estadía en Perú: “Un hombre santo”
Antes de llegar a ser la máxima autoridad en el Vaticano, el papa León XIV tuvo una recordada experiencia en Perú.
Noticias RCN
02:07 p. m.
El humo blanco salió y las campanas retumbaron. El jueves 8 de mayo, durante el desarrollo del segundo día del cónclave, el cardenal estadounidense Robert Prevost fue elegido papa.
A sus 69 años, es el pontífice número 267 de la historia. Su primer discurso en el balcón estuvo cargado de emoción. En unos pocos segundos, habló en español y le envió unas palabras a la Diócesis de Chiclayo.
Las palabras de León XIV a la diócesis
“En modo particular, a mi querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”, este fue el mensaje del pontífice.
León XIV fue obispo de Chiclayo durante muchos años, donde lo recuerdan por las acciones y cercanía que tuvo. Por eso, el papa ha demostrado un profundo afecto por Perú. Los detalles de su estadía los dio el padre Pablo Larrán, amigo cercano del pontífice, en entrevista con DNEWS.
El amigo del papa abrió su corazón
Larrán aseguró que, más que un amigo, siente que es un hermano. Lo describió como una persona callada, pero con gran corazón.
Durante la entrevista, el padre recordó el momento en que fue elegido Papa: “Cuando dijeron Robert, me dio un salto. ¡Es Prevost! Mi amigo (…) Roberto es un hombre bueno y ahora, un hombre santo”.
El padre Larrán también destacó la humildad y el compromiso espiritual del papa. Reveló que, luego de llegada a Chulucanas, norte del Perú; como parte de su misión agustina; empezó a dejar su legado.
Un aspecto conmovedor fue el deseo del entonces cardenal de obtener la nacionalidad peruana. “Antes de irse, él una vez me dijo, 'oye, Pablo, como tú estás en los medios y todas estas cosas, ¿tú crees que me puedes apoyar? Quiero hacerme peruano’ ”, contó.
Durante dos mil años, Dios nos ha regalado no solo un papa, sino 267. En cada momento, la Iglesia tiene el papa que Dios quiere que tengamos. Todos los papas representan a Cristo.