Monja asesinada con lanzas en ritual indígena será declarada como sierva de Dios por el Vaticano
Sor Inés Arango fue asesinada en 1987 en la selva de Ecuador junto al obispo español Alejandro Labaka.
Noticias RCN
02:54 p. m.
La Iglesia Católica en Colombia celebra la decisión tomada este jueves en el Vaticano: Sor Inés Arango Velázquez, monja antioqueña asesinada brutalmente hace casi cuatro décadas en territorio ecuatoriano, ha sido declarada venerable y sierva de Dios por el Papa León XIV.
Este reconocimiento marca el inicio formal de su camino hacia la beatificación.
La noticia ha generado júbilo entre las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, comunidad religiosa a la que perteneció Sor Inés, especialmente en el convento de Medellín donde vivió y sirvió durante gran parte de su vida.
Monja asesinada con lanzas en ritual indígena será declarada como sierva de Dios
Sor Inés Arango nació en Antioquia en 1937 y desde temprana edad dedicó su vida al servicio de la Iglesia Católica como parte de la congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. Fue educadora, consagrada y misionera.
Su vocación la llevó hasta las selvas del oriente ecuatoriano, donde encontró la muerte en circunstancias violentas que estremecieron a su comunidad y marcaron profundamente la historia reciente de la Iglesia.
El 21 de julio de 1987, Sor Inés fue asesinada junto al obispo español Alejandro Labaka mientras intentaban establecer o con una tribu indígena en aislamiento en la región amazónica de Ecuador.
El encuentro terminó en tragedia cuando ambos fueron atacados con lanzas en medio de lo que fue descrito como un rito ancestral de defensa por parte de los indígenas. Sus cuerpos quedaron atravesados por múltiples heridas.
“Y empezaron todo un rito con unas lanzas que ellos van clavando en el cuerpo”, relata la hermana Silvia Muñoz, actual integrante de la misma comunidad religiosa, quien compartió su testimonio tras el anuncio del Vaticano.
Aunque nunca hubo juicio ni condena, para la Iglesia se trató desde el inicio de un caso de martirio, una muerte provocada por odio a la fe. Desde entonces, la comunidad de las Terciarias Capuchinas ha impulsado su causa ante el Vaticano, con la esperanza de que su sacrificio fuese reconocido como testimonio de fe y entrega absoluta.
Monja sabía que algo estaba a punto de pasarle y dejó carta despidiéndose
La hermana Silvia también reveló un detalle que ha conmovido a quienes han seguido este proceso: antes de emprender aquel viaje a la selva, Sor Inés habría presentido el riesgo.
Sobre su mesa de noche dejó una carta escrita de puño y letra, una especie de despedida anticipada que decía:
Si muero, me voy feliz y ojalá nadie sepa nada de mí. No busco nombre ni fama. Dios lo sabe. Siempre con todos, Inés.
En el convento de Medellín aún conservan esa carta, así como fotografías, recortes de prensa y algunas de sus pertenencias personales. Todos estos elementos se han convertido en símbolos de memoria y devoción.
Ahora, con la firma del decreto papal, Sor Inés Arango ha sido declarada oficialmente “venerable” y reconocida como “sierva de Dios”.
Esta designación no solo honra sus “virtudes heroicas”, como establece el documento vaticano, sino que formaliza su proceso rumbo a una eventual beatificación.