La infancia del astro brasileño: ¿por qué le decían “Pelé”?
Su seudónimo se hizo eterno y legendario. Su nombre fue en homenaje a un histórico inventor.

Noticias RCN
03:41 p. m.
João Ramos do Nascimento soñaba con triunfar en el fútbol profesional, pero se rompió los ligamentos y no pudo continuar con Atlético Mineiro. Por eso dejó Três Corações (tres corazones), pueblo en el que nació el pequeño Edson, cuyo nombre fue en honor a Thomas Alva Edison (inventor de la bombilla incandescente). A João y a María Celeste Arantes se les pasó poner la “i” en el registro de nacimiento y el niño quedó como Edson Arantes do Nascimento.
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La familia llegó a Baurú, en el estado de Sao Paulo, y la pobreza continuó siendo parte de su existencia. El niño que aún no era famoso trabajó en una estación de gasolina y limpió zapatos. Luego llegaba a casa y junto a “Dondinho”, como le decían a su padre, escuchaba partidos de fútbol a través de la radio.
En la final del Mundial de 1950, Pelé vio llorar a su papá por el “Maracanazo”, la derrota de Brasil en casa ante Uruguay, y le lanzó: “No llores, papá. Yo voy a ganar una Copa del Mundo para ti”. Años después le cumpliría. Mientras tanto, Edson siguió con la costumbre de patear el objeto que encontrara y de recordar cuando era arquero en Três Corações y lo apodaban “Bilé”, pues era el nombre del portero del equipo en el que entonces militaba João Ramos do Nascimento.
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El seudónimo “Bilé” mutó a “Pelé”, la palabra que se repetiría miles de millones de veces en el planeta en referencia al niño que lo ponían a tapar en los primeros minutos de los cotejos de barrio, para que la goleada al equipo contrario tardara un poco más en aparecer. Jugando a la pelota, Pelé fue visto por Waldemar Brito, quien estuvo con Brasil en Italia 1934 y fue a convencer a la mamá del pequeño de que lo dejara dedicarse al balompié.
Luego de una dura tarea de convencimiento con María Celeste Arantes, Edson Arantes do Nascimento no tuvo que trabajar más y fue a probarse al Santos. Con 15 años ya era profesional en el club con el que se convertiría en leyenda. Después fue partícipe de tres conquistas mundiales de la selección brasileña y colmó de orgullo a Três Corações. A millones de futboleros les encantaría lustras los zapatos con los que alguna vez jugó Pelé.