IA emocional: ¿La inteligencia artificial puede entender lo que siente el ser humano?
La inteligencia artificial emocional se posiciona como una de las tendencias más disruptivas para 2025, con aplicaciones en sectores clave como salud, educación y comercio.

Noticias RCN
06:00 a. m.
La inteligencia artificial emocional (IAE) está comenzando a marcar un antes y un después en la interacción humano-máquina.
Esta innovadora tecnología combina el análisis de datos sensoriales con algoritmos avanzados y permite a las máquinas identificar emociones humanas con el fin de generar respuestas empáticas, personalizadas y más cercanas a la experiencia real de una conversación entre personas.
Según el más reciente informe de Softtek, la IAE se consolida como una de las cinco megatendencias del año. Katherine Prendice explicó que este tipo de inteligencia artificial “no solo mejora la eficiencia, sino que transforma la experiencia del al permitir conexiones emocionales más profundas”.
¿Cómo funcionará la IA emocional?
Un ejemplo claro está en el sector salud: gracias a la IA emocional, los sistemas pueden identificar signos de depresión o ansiedad analizando el tono de voz, patrones en el habla o incluso expresiones faciales.
En el aula, plataformas educativas con esta tecnología adaptan el contenido y el ritmo de las lecciones según el estado emocional de los estudiantes, lo que mejora el aprendizaje y la retención.
En el comercio, las emociones también juegan un papel determinante. Experiencias de compra emocionalmente inteligentes ya son una realidad, con asistentes virtuales capaces de detectar frustración en la voz del cliente y ajustar su lenguaje para calmar la interacción, o recomendar productos según el estado de ánimo del consumidor.
¿Cómo el algoritmo puede entender el sentir del ser humano?
La privacidad y los sesgos algorítmicos siguen siendo dos de los temas críticos en la implementación masiva de la IA emocional. Sin embargo, su proyección es imparable: se espera que el mercado global en este campo alcance los 13.800 millones de dólares en 2032.
Trabajamos con datos muy sensibles, y eso nos exige manejar altos estándares éticos.
La convergencia de esta tecnología con otras como la inteligencia artificial generativa y la realidad aumentada está impulsando lo que expertos llaman “la economía de la experiencia”, un ecosistema donde la conexión emocional con el será el nuevo diferencial competitivo.
“Lo que buscamos ahora no es solo automatizar, sino humanizar la tecnología”, inidcó Prendice. En un mundo que exige cada vez más cercanía, la inteligencia emocional podría ser el ingrediente que faltaba para lograr una relación realmente significativa entre humanos y máquinas.