Martinete, el municipio colombiano que en 120 años no ha conocido la luz

Con más de 120 años de fundando, el corregimiento de Martinete, jurisdicción del municipio de Remolino, en Magdalena, prende una “luz de esperanza” para la llegada de la energía eléctrica a su territorio, y una “chispa de alegría” para sus habitantes, que a la fecha veían como utópica la posibilidad de que a sus casas llegara, lo que para otros es un servicio básico e infaltable en sus vidas.

Lea también: El Cazanoticias: alcantarilla rebosa aguas residuales en Ciénaga, Magdalena

Tras más de un siglo de fundación de este corregimiento, Martinete espera con ansias que transcurran los 12 meses proyectados por la empresa Aire, para que comience a operar en su territorio la prestación del servicio de energía eléctrica.

Sus habitantes, acostumbrados a que la luz llegara a su municipio por cuenta del Sol y la Luna, señalan que en la penumbra ya se habían acostumbrado a reconocerse por los movimientos propios, el sonido de sus pasos, y hasta el ritmo del galopar de sus caballos, y lamentan que, para muchos, con incluso más de 50 años de edad, la energía eléctrica sea una realidad aún desconocida.

En su territorio no se sabe qué es un televisor, una nevera, una licuadora o un bombillo.

Le puede interesar: "El agua se nos llevó hasta el tapabocas": damnificado por inundaciones en Santa Marta

El fin de la época de penumbra de Martinete llegará tras un acuerdo firmado recientemente por la empresa Aire y la istración local en cabeza del alcalde Carlos Vargas.

Para el funcionario, “tener energía significa mejorar la calidad de vida, el progreso y el desarrollo“, a la vez que explica que este servicio representará una tangible mejoría en el quehacer diario de cientos de habitantes de un territorio cuya base económica se centra en la pesca y la extracción de otros productos que necesitan refrigeración.

Lea además: Inundaciones, moscos y enfermedades respiratorias: el nuevo drama en Tasajera

“Doce meses”, el plazo fijado por Zohe Ditta Berdugo, gerente de Aire que, con el contador en cero, los habitantes locales comienzan a tachar en su calendario, en una cuenta regresiva para la anhelada llegada de "la luz".

Vea aquí: Universidad para indígenas en mitad de la Sierra Nevada