Lo condenaron por error: no tenía el tatuaje del verdadero culpable
Un hombre fue encarcelado durante meses en Cartagena por un delito que no cometió. Su identidad fue suplantada y la justicia nunca verificó que fuera él.

Noticias RCN
01:09 p. m.
Rodrigo José Rodríguez Canoles fue capturado en plena calle, cerca de su casa en Cartagena, y terminó condenado a nueve años de prisión por un crimen del que no tenía idea. Lo que parecía un malentendido se convirtió en una pesadilla judicial que solo se resolvió gracias a un tatuaje… que nunca tuvo.
El 22 de diciembre de 2024, Rodrigo fue detenido por la Policía tras una supuesta orden de captura en su contra. Lo trasladaron a la cárcel San Sebastián de Ternera con una condena firme por porte ilegal de armas. El proceso estaba en firme desde 2020, pero él nunca había estado involucrado.
“No entendía nada. Me pidieron la cédula, la revisaron y me dijeron que tenía una orden de captura. Ahí empezó todo”, contó.
El tatuaje que reveló la verdad
El verdadero implicado en el caso había sido capturado en enero de 2020 en Turbaco, Bolívar, con un arma de fuego. Se identificó como Rodrigo José Rodríguez Canoles y dio su número de cédula. Las autoridades no verificaron con huellas ni cotejaron sus rasgos físicos. Fue juzgado en ausencia, pero con el nombre equivocado.
Ya preso, Rodrigo comenzó a notar inconsistencias. En los documentos del proceso aparecía un tatuaje de pez en la pierna izquierda, una marca que él no tiene. Esa diferencia encendió las alarmas y motivó nuevas pruebas.
La clave fue un análisis morfológico, solicitado tras el esfuerzo de su familia y del Proyecto Inocencia de la Universidad Manuela Beltrán. Su tía acudió en abril de 2025 a pedir ayuda, y un grupo de investigadores comprobó que había sido víctima de una suplantación.
“Las pruebas fueron concluyentes. No coincidían las huellas, ni los rasgos, ni siquiera el tatuaje registrado”, aseguró Francisco León, coordinador del proyecto.
El 4 de junio de 2025, el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Turbaco ordenó su libertad inmediata. También pidió a la Fiscalía investigar a la persona que usó su identidad para evadir a la justicia.
“Perdí mi trabajo, mi libertad, mi tiempo con mi hija. Lo que viví fue una tortura mental”, dice Rodrigo, libre al fin, pero marcado por el error de un sistema que nunca comprobó lo más básico: quién era en realidad.
Ante situaciones como esta, la Universidad Manuela Beltrán, a través de su Facultad de Derecho, desarrolla el Proyecto Inocencia, una iniciativa académica que busca identificar y revertir condenas impuestas por error judicial.
El proyecto recurre a mecanismos como tutelas, acciones de revisión e incidentes por suplantación, en casos donde personas resultan privadas de la libertad sin que se haya comprobado debidamente su identidad o participación en los hechos.
Desde 2007, ha recibido más de 8.000 solicitudes. De estas, cerca de 3.500 han derivado en procesos activos, y más de 60 casos están actualmente en revisión o en trámite ante la justicia.