"Me dejaron solo": esta es la reveladora carta en la que Olmedo López arremete contra la Fiscalía
Olmedo López afirmó que quienes intentaron comprar su silencio hoy negocian beneficios con la justicia.
Noticias RCN
08:16 a. m.
Olmedo López, exdirector de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), fue uno de los primeros en entregar información clave sobre una compleja red de corrupción al interior del Estado.
Su colaboración con la Fiscalía General de la Nación se dio en calidad de testigo colaborador, bajo la figura de justicia premial prevista en el sistema penal acusatorio.
Sin embargo, luego de haber aportado pruebas y señalado a altos funcionarios involucrados, su preacuerdo judicial fue improbado por un juez y, según López, la Fiscalía no presentó apelación.
Ahora, en una carta enviada a la fiscal María Cristina Patiño, el exfuncionario asegura que ha sido dejado a su suerte por la misma institucionalidad a la que entregó su testimonio y denuncia que el sistema ahora favorece a quienes intentaron silenciarlo con millonarios sobornos.
Esta es la carta en la que Olmedo López arremetió contra la Fiscalía
Con un tono crítico, Olmedo López dirigió una extensa carta a la fiscal María Cristina Patiño. En ella no solo expone su frustración ante el rumbo que ha tomado su proceso judicial, sino que también lanza un fuerte cuestionamiento al papel de la Fiscalía en la protección de quienes deciden colaborar con la justicia.
Me permito dirigirle estas palabras no solo como ciudadano colombiano, sino como un hombre de fe que ha puesto su vida, su verdad y su esperanza en manos de Dios y de la justicia.
Relata que en medio de la incertidumbre y lo que califica como una “soledad judicial”, ha sido su fe la que le ha permitido sostenerse.
Asegura que compareció como testigo colaborador en uno de los casos “más profundos y estructurales de corrupción pública en la historia reciente del país”, y que lo hizo movido por el compromiso con la verdad y los valores que le fueron inculcados desde la niñez.
Enfatiza que su decisión no fue motivada por beneficios, sino por un profundo sentido de responsabilidad con el país.
Sin embargo, manifiesta que la improbación del preacuerdo con la Fiscalía no solo destruyó una esperanza jurídica, sino también el respaldo institucional que, como testigo, esperaba recibir.
La ausencia de apelación por parte de la Fiscalía no fue solo una decisión procesal: fue un silencio que grita, que deja al colaborador sin escudo frente a quienes fueron señalados por su voz.
Él afirma que cumplió con su deber y entregó la verdad desde hace más de un año, con pruebas y señalamientos hacia figuras del más alto nivel político y istrativo.
Lo hice sin esperar indulgencias, sino creyendo que la justicia premial debía proteger a quien se atreve a hablar, no condenarlo al abandono.
No obstante, hoy dice encontrarse en un estado de “indefensión jurídica, personal y familiar”.
¿Cuáles fueron las graves denuncias expuestas por Olmedo López?
Una de las denuncias más graves que revela en su carta es que fue víctima de un intento de soborno por la suma de trece mil millones de pesos.
Según López, el dinero tenía un único propósito: silenciarlo, impedir que siguiera colaborando con las autoridades, y frenar las investigaciones que él ayudó a impulsar.
Asegura que denunció el hecho de forma inmediata a través de sus abogados, pero que, paradójicamente, la persona que habría intentado comprar su silencio hoy está en etapa de negociación de un principio de oportunidad, con una pena menor a la que él mismo enfrenta por decir la verdad.
¿Cómo puede ser que el que quiso destruir la verdad reciba beneficios, mientras quien la defendió sea dejado atrás? (...) La justicia penal no puede perder su horizonte ético: no se puede poner en la misma balanza a quien denuncia y a quien soborna; mucho menos inclinar esa balanza a favor del sobornador.
De otra parte, el exdirector de la UNGRD asegura que su testimonio fue decisivo para el avance de las investigaciones.
Según él, permitió que otros procesados como Sneyder Pinilla, Luis Carlos Barreto, Pedro Rodríguez, Luis Eduardo López Rosero, María Alejandra Benavides, Édgar Riveros y Sandra Ortiz, aceptaran cargos.
También facilitó nuevos preacuerdos, motivó solicitudes de principios de oportunidad y expuso estructuras políticas, financieras y criminales que, en sus palabras, usaron la UNGRD para desviar recursos públicos con fines personales y electorales.
¿No es esto colaboración eficaz, amplia, estructural y definitiva? (...) Fui el primero en romper el pacto de silencio. No esperé a que otros hablaran, ni condicioné mis aportes a beneficios futuros. Lo hice con la vida en riesgo, sin pactos oscuros, sin cálculos.
Además, advierte que la decisión de dejarlo sin protección envía un mensaje debilita el sistema de justicia.
La señal enviada es devastadora: que quien entrega información esencial para la investigación de máximos responsables, puede ser desoído, desprotegido, e incluso castigado con mayor rigor que quienes actuaron desde el poder o desde las sombras
Finalmente, su carta hizo un llamado a la Fiscalía para que no olvide a quienes, como él, decidieron romper el silencio.
No se trata de premiar la delación, sino de honrar la justicia. Y no se trata de buscar indulgencias, sino de evitar que los verdaderos responsables escapen, mientras el que colaboró paga en soledad.