En medio del dolor, familia de conductor asesinado por indígenas pide justicia

Una verdadera tragedia ocurrió en la vía Siberia-Cota, luego de que un camión recolector de basura arrollara a una mujer y su bebé de la comunidad indígena embera, muy cerca del parque La Florida, lugar en donde esta población se encuentra desde hace varios días.

Sin embargo, el trágico hecho no terminó ahí, después de que la misma comunidad tomara justicia por mano propia y linchara al conductor del vehículo hasta ocasionarle la muerte. 

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Familia pide justicia

Tras el terrible suceso, la familia de Hildebrando Rivera pidió a las autoridades justicia, en medio de la velatón realizada en el municipio de Guasca, lugar en donde vivía el trabajador de 60 años.

“Estamos desconsolados mi madre, mis hermanos y yo. Estamos dolidos porque él era una gran persona y no merecía morir así. Lo estamos intentado asimilar”, dijo Sebastián Rivera, hijo de Hildebrando.

Por otra parte, Óscar Rivera, otro de los hijos del conductor asesinado, aseguró que “lo único que puedo pedir, de corazón, es que se haga justicia porque mi papá ni nadie merecer morir de esa manera. Nosotros no podemos tomar la justicia por nuestras manos, espero que sea la justicia la que haga que esto no que impune”.

Luego de la triste noticia, en Guasca se han decretado tres días de duelo en honor a Hildebrando, quien toda su vida vivió en el municipio y trabaja recolectando basura en la zona. 

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La desgarradora llamada de Hildebrando Rivera

En medio del caos por el accidente de tránsito, Hildebrando Rivera, de 60 años, llamó a quien fuera su jefe, Mario Calderón, para alertarle sobre la tensa situación con la comunidad indígena embera, que desencadenaría en su muerte.

“A este número no llamen porque a este h***p*** lo vamos a matar”, narra Mauricio Calderón, gerente de Ecosiecha, previo al asesinato de su amigo y compañero. 

El funcionario, en medio de la angustia por lo sucedido con su amigo, agregó: “Sentía una voz de desesperación, yo no entendía lo que pasaba… Se escuchaban los golpes afuera en la cabina, mucho ruido. Le dije: ‘no se preocupe, voy a ar la Policía para que nos ayude con esto’”.